Ayudemos al medio ambiente
Fue una experiencia profundamente conmovedora encontrarme en la isla de Meanguera, rodeado de parte de mi familia paterna. Ver aquel lugar donde mi abuelo Paulino vivió la mayor parte de su vida, y donde descansan sus restos, despertó en mí una mezcla de nostalgia y melancolía.
Intentar plasmar estas emociones en palabras me hizo reflexionar sobre la complejidad de la tarea de los escritores. Sin embargo, más allá de estas emociones, que luego les contaré en detalle, regresé con una profunda preocupación que me ha acompañado todos estos días debido a la alarmante cantidad de “huella de plástico” que encontré en la isla; porque mentalmente la recordaba de una forma, y ahora la encontré con mucho plástico, botellas, bolsas. Este problema, que parece localizado en la isla, pienso que es un reflejo a pequeña escala de lo que sucede en todo nuestro país.
Observar las enormes cantidades de basura dispersa por doquier me hizo pensar en la urgente necesidad de una solución, una que involucre a todos: Gobierno, municipalidades, sistemas educativos, comunidades y cada uno de nosotros. La educación ambiental, especialmente dirigida a los más jóvenes, es fundamental. La disciplina, como sociedad, es una asignatura pendiente; la basura en las calles refleja una indiferencia alarmante hacia nuestro entorno.
El “Efecto Mariposa” viene a mi mente como explicación a lo que nos espera. Pequeñas acciones, como arrojar un plástico por la ventana del auto, tirar la basura en la calle, pueden desencadenar grandes problemas a largo plazo que impactan a todos, incluso a la persona que lo hizo. Porque bajo este efecto, todo se regresa como un búmeran, eso sí, multiplicado. ¿El aleteo de las alas de una mariposa en Brasil desencadena un tornado en Texas?
Si no abordamos el problema de la “huella de plástico” de manera urgente, veremos un impacto devastador en nuestros ríos y mares, la pérdida de especies marinas, un aumento significativo en las enfermedades transmitidas por vectores y una calidad del aire cada vez más deteriorada. Esto generará un aumento de enfermedades infecciosas (dengue, zika, malaria, etc), respiratorias, cardiovasculares, y hasta problemas nutricionales debido al empeoramiento de la calidad del suelo, y por lo tanto la disminución de la cantidad y calidad de alimentos.
Espero sinceramente que, uniendo esfuerzos en nuestras comunidades, con el apoyo de las autoridades locales y gubernamentales, y con una mayor conciencia ambiental, podamos revertir esta tendencia antes de que sea demasiado tarde.
Nuestro país tiene el potencial de ser un destino turístico envidiable, pero para lograrlo, debemos comprometernos a cuidarlo y protegerlo. El cambio comienza con cada uno de nosotros, y está claro que no podemos seguir ignorando esta realidad.
