Cambiar tu estilo de vida, mejora tu vida
Si tenemos que hacer un cambio en nuestro estilo de vida debemos hacerlo rápido, para ahora. No procrastinar. No dejar pasar el tiempo.
Hace tres meses una amiga me hizo un ultrasonido, la Dra. Marcela, en Ciudad Arce, y me encontró hígado graso. En ese momento comencé un proceso de reducir algunas cosas que venía haciendo y que no eran saludables. Recuerdo que al mediodía fácilmente podía tomarme una soda acompañando la comida: Eso lo dejé. En el almuerzo podía comer tortillas: Eso lo dejé.
Ahora almuerzo sin tortilla. Dejé el pan, y me evité los dulces, refrescos muy dulces, comencé a hidratarme mejor, a medir cuánta agua estaba tomando, y me moví más; hice más ejercicio. Incluso, en una tarde llegué a caminar más de 12 kilómetros. Los cambios tomaron de asalto a mi cuerpo, de sorpresa, mi cuerpo no se lo esperaba. Tomé control total de mis decisiones alimenticias.
No comencé poco a poco. Lo hice de una sola vez. La única cervecita que podía tomarme un sábado fue totalmente suspendida. ¡De tajo!
Y aunque mi mente quería aquello a lo que venía adaptada; mi razón me indicaba lo que tenía que hacer. Mientras la mente pensaba a corto plazo, en el disfrute presente, en el “de algo nos vamos a morir”, mi razón, mi conciencia me permitía pensar a largo plazo, me indicaba qué era lo correcto.
Bien decía Séneca:-“No podemos controlar el mar, pero sí podemos gobernar nuestro barco”-. Y lo que está de nuestra parte, los cambios que sabemos son obligados, tenemos que hacerlos, y no es para mañana, es para ya, para ayer.
Hoy por la mañana regresé de nuevo y mi hígado se ve mejor, más agradecido, más feliz, ya no está soportando tanta basura, y toxinas.
Solo tuve que cerrar un poquito la boca, elegir mejor, y moverme más.