Trabaje para vivir, no viva para trabajar
Poco más de 40 años, y con la mitad derecha del cuerpo inmovilizada por la secuela de un derrame cerebral isquémico temporo-parieral izquierdo. Perdió el habla, apenas se entienden algunas palabras. Su mirada dice todo.
Nunca fumó, nunca tomó, buen padre y esposo.
Único antecedente: Exceso de trabajo. De 7 am a 8 pm de lunes a domingo. Hicimos juntos los cálculos: La esposa, él y yo. Eran más de 80 horas semanales en su negocio propio.
Un estudio publicado en The Lancet mostró que quienes trabajan 55 horas o más a la semana tienen un 33% más de riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y un 13% más de riesgo de desarrollar enfermedad coronaria en comparación con quienes trabajan entre 35 y 40 horas semanales.
El exceso siempre es malo. Trabaje para vivir, no viva para trabajar. Usted es primero, primero es su salud, después todo lo demás.
-“¿Qué gana el hombre con todos sus esfuerzos y preocupaciones en los que tanto se afana bajo el sol? Todos sus días no son sino dolores y penas; aún de noche no descansa su mente. Esto también es absurdo.”- (Eclesiastes: 2:22-23).