Cuida de tu cuerpo

Cuida de tu cuerpo

Arturo tenía 55 años y una vida aparentemente tranquila. Había trabajado toda su vida como carpintero, creando con sus manos piezas que adornaban hogares. Sin embargo, su propio hogar interno, su corazón, no recibía la atención que merecía. Quizás por miedo, por dosis altas de descuido, por “mejor no saber”. Enfocado totalmente en sacar a su familia adelante, pero sin cuidar de su cuerpo, sin dar una pausa, sin cuidar de su corazón a pesar de la edad.
“Me siento bien”, decía a menudo a sus familiares lo decía en su mente, cuando su esposa y su hija le sugerían que se hiciera un chequeo. “Solo es cansancio, es cosa de viejos, ya se me pasará.” Durante años ignoró las señales: Una fatiga galopante, constante, y que poco a poco lo limitada a esfuerzos más pequeños, todo eso acompañado de una leve opresión en el pecho (no era dolor, era apretado) sobretodo cuando se excedía en esfuerzo, y un sudor frío que le recorría toda la espalda, toda su columna vertebral, síntomas que achacaba al calor de su taller.
Una tarde, mientras lijaba una mesa, sintió un dolor en el pecho que se extendió hacia su brazo izquierdo. Algo que no se parecía en nada a la opresión que venía sintiendo. El martillo cayó de sus manos, y el mundo se detuvo para Arturo. Cayó desplomado. Sufrió un infarto masivo.
Fue llevado de emergencia al hospital, donde lograron estabilizarlo, pero no sin consecuencias. “Si hubieras hecho caso a tu corazón Arturo podrías haberte evitado esto”, le dijo el cardiólogo. (Muchas veces, semanas antes de un infarto aparecen dolores asociados a un precondicionamiento isquémico antes que aparezca el evento mayor) La verdad era ineludible: su corazón, que tanto había dado, nunca recibió el cuidado que necesitaba, por trabajar, trabajar, y trabajar.
Con el tiempo, Arturo aceptó que de haber hecho un chequeo a los primeros síntomas podría haber cambiado su vida, y se hubiese evitado gastar en tantos medicamentos. Ahora, su rutina está llena de restricciones y pastillas, y cada día reflexiona sobre cómo debió prestar atención a los detalles.
“La salud es la mayor posesión. La alegría es el mayor tesoro. La confianza es el mayor amigo.”
— Lao Tsé
“Cuida de tu cuerpo. Es el único lugar que tienes para vivir.”
— Jim Rohn
“El autocuidado no es un lujo; es una necesidad.”
— Audre Lorde
“La salud no lo es todo, pero sin ella, todo lo demás es nada.”
— Arthur Schopenhauer

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